Salió a la tarde fría
por el sendero húmedo
hasta el médano gélido
del Ouse.
Recogió piedras bola
como minera ofrenda
y -contra Newton-
las dejó en sus bolsillos
y se fue de la orilla
a la mitad profunda del torrente.
Para su vergüenza
nunca flotó su cuerpo azul hinchado;
pero del río jamás saldrán
sus últimas palabras
para la nuestra.
La Maestranza, 23 de octubre de 2007.
miércoles, 22 de febrero de 2012
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